Autolesiones: Cutting
"Quien tiene un porque para vivir, encontrará casi siempre el cómo"- F. Nietzche
Las autolesiones en general, entre ellas , siempre el cutting son prácticas que llevan a cabo, principalmente niños, adolescentes y adultos jóvenes entre 10 y 25 años aproximadamente siendo en su mayoría mujeres.
Un gran problema es que estas conductas son de rápido contagio entre la población vulnerable y se están generalizando y volviendo cada vez más comunes en nuestra sociedad, además de que, en muchas ocasiones estas conductas se convierten en adicción.
Consiste en dañarse deliberadamente -quemándose, cortándose, arañándose o mordiéndose- y a escondidas para liberar su dolor y ansiedad, escondiendo estas autolesiones bajo su ropa, pulseras o muñequeras.
Se trata de falta de control de impulsos y falta de estrategias para identificar, controlar y expresar emociones y sentimientos ante las distintas situaciones que se viven y realizan estas prácticas de forma repetitiva para calmar, aliviar, olvidar o asimilar su dolor emocional, como en el resto de las adicciones (al juego, alcohol, robar, etc.).
Los lugares más frecuentes son los brazos, piernas o abdomen con pedazos de cristal, alfileres, cuchillos, tijeras, navajas o algún objeto cortante, sin embargo llegan a hacerlo en algún lugar del cuerpo. En algunos casos lo que buscan es aliviar su sufrimiento emocional, ya que no conocen otra forma de expresarlo, consideran tener el control y no buscan el suicidio.
Algunos de los síntomas son:
-Vestir con ropa cubierta aunque haga calor
-Uso de muñequeras o pulseras gruesas tapando la zona de la herida
-Irritabilidad, mal humor
-Tiempo excesivo en el sanitario o algún lugar en solitario
-Rebeldía
-Otras conductas nocivas asociadas: fumar, beber, ingerir marihuana
-Esconder objetos en su cuarto, especialmente afilados
-Manchas de sangre en ropa, toallas o sábanas.
Hay diferentes usuarios: los que lo hacen todos los días y los que realizan estas prácticas cuando están estresados, según datos de la Revista de Psiquiatría (2015) las motivaciones más comunes son:
- Aliviar un dolor emocional.
- Sensación de control.
- Deseo de morir (no necesariamente de acabar con su vida).
- Simpatizar con el grupo de amigos.
¿Qué hacer?
Acudir a un especialista de la salud, en primer momento con el psicólogo y de ser necesario, acudir a valoración psiquiátrica dependiendo el caso, siempre en tratamiento conjunto con el primero.
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