¿Cómo comunicarnos con los adolescentes?
Como adultos, nos enfrentamos a
los cambios de humor y rebeldía de los adolescentes. Es muy importante tomar en
cuenta que son comportamientos normales por la edad y etapa de desarrollo en la
que se encuentran. A continuación les presento algunas pautas para manejar la
relación con ellos dentro de la cotidianidad:
-Claridad y firmeza en los límites. Esto es, establecer y mantener
consecuencias (no castigos) congruentes a las faltas. Si desde pequeños no
se han respetado los límites, por ejemplo: está haciendo mucho frío, hoy no vas
a la escuela…¿cómo pretendemos que siendo adolescentes no quieran incumplir las
reglas, si han aprendido que “no pasa nada” si no las cumplen? Esto es un
trabajo de constancia día a día desde la infancia, no puedo pretender que ahora
que es adolescente sí cumpla las reglas si no ha sido así anteriormente. No voy
a castigarlo sin salir un mes porque un día no tendió la cama, hay que
establecer “contratos explícitos” donde cada uno acepte sus responsabilidades y
las consecuencias de cumplir o no con ellas, siempre hay que vivir esas
consecuencias, un problema muy frecuente es que “a veces sí y a veces no…”. Es
muy importante no imponer consecuencias (castigo tiene una connotación negativa
y arbitraria, consecuencia en cambio es aquello que viene de hacer algo
indebido o no cumplir con algo que había que realizar) en momentos de enojo o
con impulsividad.
-Evita presionarlos con asuntos menos importantes, elije tus batallas. Si no es un asunto
que ponga en peligro su salud, seguridad y educación, hay que aprender a dejar
pasar algunos enfrentamientos desafiantes de los adolescentes más que siempre
terminar en una pelea, no vamos –ni es sano intentarlo- a cambiar sus gustos,
amigos, preferencias o cuestiones que estén definiendo su imagen o
personalidad.
-Mantener la calma. Por muy molesto que estés, el adulto eres tú y
en ti está mantener la serenidad ante los desafíos del adolescente.
-Buscar ayuda profesional. Somos padres, somos humanos, así como
cuando vamos a un chequeo anual con el dentista, es importante aprender a
solicitar ayuda profesional, no hay que esperar a encontrar al adolescente
consumiendo sustancias, dejando la escuela o alguna otra situación disruptiva
para acudir con el psicólogo. En la adolescencia el psicopedagogo puede
auxiliar en cuanto a la toma de decisiones vocacionales, personales,
académicas, de adaptación social, entre otras muchas situaciones.
-Establecer la comunicación mediante el diálogo. Escucha abierta y
activa, evitar las conversaciones en monólogos o que finalizan en una pelea.
Buscar y crear el lugar, ambiente y momento adecuado, cuando el adolescente lo
necesita (que no será necesariamente cuando el adulto lo requiera). Cuando el
adolescente busca contar alguna situación, hay que intentar en la medida de lo posible: a) Evitar decir que estoy ocupado y después hablaremos de eso –un
después que nuevamente el adulto decide, no el adolescente provocará que ya no
quiera confiar la información- b)
Confiar en él y no empezar a culpabilizar o al famoso “te lo dije” o “¿qué
esperabas?” o “esas amistades no te convienen” –ya que en ocasiones
subsecuentes se abstendrá de confiar la información-, c) Actuar con serenidad y evitar “espantarse” –con palabras, pero
también con nuestro comportamiento no verbal, tanto gestual como corporal-
cuando haga alguna confidencia “fuerte” o nos dé información que como padres no
es tan agradable de conocer.
-Ser optimistas. Ser capaces de confiar y ver las fortalezas y
virtudes del adolescente, enfocarnos en lo positivo más que en lo que no nos
gusta de ellos, ya que si solo le hago ver lo flojo, malhablado, etc. En lugar
de resaltar lo bueno que es para utilizar la computadora por ejemplo, se
romperá toda comunicación ya que siempre le resalto lo mismo que no ayudará a
su autoestima y actuará a la defensiva.
-No culparse como padres. Si el adulto asume la culpa de la falla,
le quita responsabilidad de sus acciones al adolescente y es más difícil que
éste aprenda del error, lo que implica el riesgo de equivocarse de nuevo en
situaciones similares.
-Proporcione amor incondicional. Es común que adultos le digan a
niños, si no te portas bien el señor te va a llevar…¡error!… el padre o madre
es el adulto que está siendo ejemplo en todo momento, por lo tanto no es la
salida fácil a los problemas huir o que alguien más “se lo lleve” hay que
aprender a dialogar y nunca condicionar
el amor que tenemos a los hijos, siempre respetando los límites y mostrándoles
que hay consecuencias. Al permitir asumir las consecuencias de sus errores le
brinda oportunidades de independencia, madurez y aprendizaje, el adolescente
necesita saber que usted lo ama y está
abierto y dispuesto a perdonar y dar nuevas oportunidades.